La más espaciosa del conjunto, es sin duda el emplazamiento indicado para vestir a una radiante novia en el día más importante de su vida. El cabecero es un frente de altar barroco con espejos y marco lacado en rojo. Un coqueto rincón, por donde la luz se tamiza a través de una ventana, lo hacen perfecto para la charla, el descanso y la lectura sobre una otomana eduardiana. Está pensada para que la noche se confunda con el día y no entren ganas de dejarla, viendo la luz a través del íntimo patio con una bañera de mármol como fuente. Destaca en esta habitación el esplendoroso baño con dos bañeras del Siglo XIX, elaborada en pórfido rojo.